Reflujo y voz. A continuación, comentamos la relación del reflujo y la voz, es decir, del denominado reflujo ácido y su tratamiento para la disfonía o “ronquera”. Empecemos clasificando los dos tipos de reflujo que existen:
- La enfermedad por reflujo gastroesofágico (RGE) se define como el flujo retrógrado de los contenidos gástricos al esófago o por encima de él. La enfermedad por reflujo gastroesofágico se caracteriza por síntomas y/o signos de la lesión de la mucosa del esófago o el tracto aerodigestivo superior secundario a este reflujo. Manifestadas generalmente por el paciente con los llamados comúnmente “ardores”.
- El reflujo laringofaríngeo (RLF) es el reflujo que afecta a la faringe y la laringe. No todos los episodios de reflujo gastroesofágico se asocian con el reflujo laringofaríngeo, y además no todos los pacientes con reflujo laringofaríngeo tienen características típicas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico. Se le llama también reflujo “silente” porque el paciente no manifiesta “ardores” pero éste afecta a su calidad vocal y es claramente visible en la exploración ocular que realiza el otorrino. Una relación reflujo y voz silenciosa. La parte posterior de laringe y pliegues vocales aparecen enrojecidos y afectados.
En mi experiencia clínica, casi el 55% de los pacientes que atiendo sufren esta complicación con el reflujo y la voz, con un tipo u otro, con la consecuente afectación en la calidad de su voz. Mis recomendaciones para el reflujo y la voz siempre son:
Higiene vocal en cuanto a hidratación directa e indirecta, tiempos adecuados en la ingesta de alimento o líquido, higiene postural durante el sueño o descanso, digestiones correctas y movilización del tejido a través de los ejercicios y tareas en el plan personalizado que implanto, entre otras recomendaciones según el caso.
Estudio y derivación a un profesional del área de la nutrición que estudia y configura una dieta individualizada. Los alimentos más perjudiciales suelen ser picantes, ácidos, muy condimentados, amargos, cítricos, lácteos, mentol, cafeína, bebidas alcohólicas, etcétera.
Estudio y derivación a un médico gastroenterólogo que diagnostica y configura una estrategia medicamentosa o quirúrgica.